Por Ezequiel Gesumaria
La imagen del final resulta la síntesis perfecta de lo que sucedió minutos antes en un Nido repleto dónde se pudo vivir una noche extraordinaria de básquet. Biguá logró dominar a Pico FC de principio a fin. Lo ganó con absoluta claridad, de punta a punta, mostrando un rendimiento colectivo parejo y figuras destacadas en lo individual.
El refuerzo estrella, Agustín Pérez Tapia, mostró su jerarquía desde la conducción; Luciano Ravera una vez más aportó el máximo goleo; Emilio Santana su valiosa regularidad; David Fric y Leo Rodríguez sumaron la lucha bajo los tableros.
El vuelo sostenido de los dirigidos por Mauricio Santangelo en la formación inicial contó con la ayuda de un sexto hombre que resultó clave. Lautaro Riego tuvo la mano caliente, acertó 5 triples y llegó hasta los 22 puntos. El final abultado, 97-73, reflejó la diferencia que existió en el primer juego de una serie que se supone será más pareja y que tendrá sus (o su) capítulos de cierre en General Pico.
Al salir del gimnasio, que todavía vibraba por los ecos de una victoria resonante, se podía observar la escena que resumía una parte de la historia. El sistema de Riego continuaba encendido.
