Raúl Panguilef, una historia de privaciones, sacrificio y alegrías

Raúl Panguilef superó muchas adversidades hasta consagrarse campeón internacional del Consejo Mundial de Boxeo. (Archivo Luis Amaolo).

Ya consagrado campeón internacional del Consejo Mundial de Boxeo, Raúl Andrés “El Carnicero” Panguilef vive un gran momento en lo deportivo y en lo personal. En ese contexto, espera con muchas ilusiones la pelea que mantendrá el próximo 12 de abril ante Franco Cajal, en el Gimnasio del Parque Central.

Panguilef en un alto del entrenamiento, con los colores de Sapere.

Pero es el propio Panguilef quien no olvida todo el esfuerzo y sacrificio que tuvo que hacer para llegar dónde hoy se encuentra. Durante mucho tiempo, dividió sus días entre su trabajo de albañil y sus sueños de ser un reconocido boxeador profesional.

Nacido en Picún Leufú el 3 de septiembre de 1993 y apasionado por el deporte, durante su muy humilde adolescencia supo vestirse de futbolista. Pero la cancha le quedaba muy lejos y así fue como decidió probar con el boxeo. Entrenó en Bouquet Roldán, y con un grupo de amigos fueron a probar con los guantes a Ciudad Deportiva, de la mano de Abel Morales. Con el tiempo sólo quedó él y su hermano Cristian.

Soñador nato, se fue a Mendoza a entrenar, nada más y nada menos que con Pablo Chacón, quien lo hizo debutar como profesional el 9 de marzo de 2018 en Tupungato, Mendoza, ante Alejandro Cirica. La pelea, a cuatro rounds, terminó en empate. Un mes después, hizo su segunda pelea ante Leonardo Ariel Luna, que también fue empate. Con la necesidad de trabajar, decidió retornar a Neuquén, dónde lo esperaba su hijo Junior, por aquel entonces de sólo tres años.

Ya en Neuquén, Abel Morales lo llamó para hacer una pelea en Bahía Blanca, a la que fue con sólo 20 días de entrenamiento. En fallo unánime, cayó ante Matías Ezequiel Guenemil. Su última pelea bajo la tutela de Morales fue ante Ezequiel Nieva el 12 de marzo de 2021, derrota por puntos.

Su entrenador Nicoás Acuña lo adpotó como un hermano.

Sin poder controlar esas ganas de estar arriba de un ring, en el 2021 recaló en el Gimnasio UpperCross, que no sólo fue y es su lugar de entrenamiento, sino que en algún momento también fue su lugar de residencia. Sin otro lugar para vivir, pasó muchas noches en el recinto de calle Pampa, mechando entrenamientos y sus sueños de campeón.

Su primera pelea bajo la tutela de Nicolás Acuña fue el 16 de octubre de 2021, en el propio Parque Central. Fue tal la paliza que le estaba propinando a Sergio Matías Rojas, que los asistentes de este último invadieron el cuadrilátero para detener el combate, privando a Pangui de su primera victoria por knock-out.

A partir de allí, entendió que para llegar más alto debía corregir muchos vicios y aprender a sacar la izquierda. Durante ese proceso, llegaron las dos inolvidables victorias ante Yago Mellado, en aquellas recordadas noches en el Casino Magic.

En UpperCross encontró el cobijo que no tuvo en otros gimnasios y se hizo inseparable de su entrenador Nicolás Acuña. Hoy, hasta de una mano y cumple el rol de profesor cuando Acuña no puede estar en las clases. Contagiado por Nico, también adoptó el amor por el Club Sapere, colores con los que suele subir al ring antes de sus combates.

Alejandra es una madre para Pangui y todos los boxeadores.

Muchos boxeadores, compañeros y amigos del gimnasio le dan una mano. Porque Upercross es una verdadera familia. Alejandra, la progenitora de Acuña, es un poco la madre de todos los boxeadores. Maximiliano Jara le regaló los guantes y las botitas con las que el próximo 12 de abril se subirá al cuadrilátero. Mariano Hossman es otro amigo del gimnasio que colabora con el popular “Pangui”.

Siempre sonriente, “El Carnicero” es todo un ejemplo de superación. De las privaciones, de trabajar de limpia-vidrios, llegó a ser un verdadero profesional. Entendió que para ser un púgil de alto nivel debía entrenar mucho más, misión que encaró desde 2023, cuando Bruno Godoy comenzó a trabajarlo de manera apasionada y desinteresada.

En el medio, hubo sinsabores, como aquella vez que producto de la fractura de dos costillas trabajando en una obra, se perdió la chance de hacer una pelea en Francia. En esas condiciones peleó con Aibar. Se la bancó y terminó ganando. Hoy, junto a Acuña, ostenta un invicto de 10 combates.

Trabajando la técnica junto a Bruno Godoy

Su crecimiento deportivo va de la mano con su desarrollo personal. Luego de entrenar, cursa la escuela nocturna en el CPEM 21 y los domingos a la mañana no deja de concurrir a misa. Porque no quiere ser sólo un profesional del boxeo. Raúl Panguilef quiere mucho más. Algo mucho más importante. Raúl Panguilef quiere ser alguien en esta vida.

Su última gran función fue el pasado 12 de enero en la EPET 8. Guapo como es, sacó adelante un durísimo combate ante Brian Nicolás Farías. Tanto esfuerzo y sacrificio valió la pena. Esa noche cumplió su gran sueño de ser un verdadero campeón. Ahora va por más. Por eso ya piensa y entrena sin respiro para poner de pie a todo el Parque Central el próximo 12 de abril.

Texto: Diego Lores

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