6 minutos fatales

Gelsi y Lauro contra Río Negro en un Ruca Che repleto. Ese fue e partido clave de esta historia.

Por Nicolás Tamborindegui

Muy recordado es aquel doble agónico de Leonardo Sandón en el Cenard de Buenos Aires que le dio, en el 95, el primer Campeonato Argentino de Básquet a la provincia de Neuquén. Tuvieron que pasar 22 años para que el elenco verde volviera a ganar el “más argentino de los campeonatos”. Fue de local, en el 2017, y con un equipo también inolvidable. Sin embargo, no muchos se acuerdan que a mitad de camino hubo un equipo que, también en casa, se armó con todo para buscar el título y en un clásico con Río Negro se quedó sin nada.

Todo tuvo lugar en el año 2004, Neuquén organizaba nuevamente un Argentino de Mayores y la expectativa era mucha. Desde la Confederación Argentina de Básquet se buscó profesionalizar y relanzar un certamen que había perdido popularidad y ese año había premios en efectivo. Además, los partidos eran transmitidos nada menos que por ESPN.  Era la edición número 70 y en cierto modo era como un “empezar de cero”. Por eso tanto revuelo.

La selección local iba a jugar la primera ronda en Centro Español de Plottier. El estadio se había remodelado y mejorado para la ocasión y la gente venía con mucho entusiasmo por el básquet desde hace unos años. Bruno Gómez, dirigente del club, recuerda como fue el proceso: “En diciembre del 2003, Cesar Cedrón, presidente de la Federación, ofreció a Centro Español ser local del Argentino, motivado por la buena convocatoria a todos los partidos que jugaba el Torito y que también era acompañado de visitante por sus seguidores. Fue una grata sorpresa y la respuesta nuestra fue la aceptación, pero a la vez pedir el acompañamiento de la Federación para conseguir fondos y mejorar el gimnasio de calle San Martin 50”.

“Hubo gestiones en conjunto entre la Federación, Cedrón, el Municipio de Plottier con la intendenta Pilar Gómez, la Secretaría de Deportes con José María Cuadrillero y autoridades del club para conseguir el apoyo económico y mejorar las instalaciones”, contó el dirigente.

“El gobierno de Neuquén otorgó un aporte al club y se colocó el piso flotante, iluminación nueva, se hicieron vestuarios y se refaccionaron baños, jirafas y relojes. También se compraron tableros nuevos, se pusieron tribunas detrás de ambos aros y se pintaron las instalaciones”. Un integrante de la Comisión Directiva, Oscar Cuevas, fue el responsable del seguimiento de la trazabilidad de la compra de materiales e insumos, y la mano de obra para ejecutarla. Fue una ardua tarea y trabajamos día y noche para llegar con la fecha”, agregó.

Entre Ríos, Mendoza y Tucumán completaban ese grupo, que era el A. Río Negro también era parte de la organización del certamen, ya que el grupo B se jugó en Allen. Al igual que Plottier, era una ciudad en la cual el básquet tenía mucha importancia de la mano de Unión Alem Progresista en el Integración. Esa zona estaba integrada por el local, Córdoba, Capital Federal y Tierra del Fuego. La zona C, en Plaza Huincul, la conformaban Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes y La Pampa.

Mauricio Boty Santángelo era el técnico de ese equipo neuquino, muy rico en individualidades y equilibrado entre experiencia y juventud. Tenía además jugadores que estaban fuera del país. Los 12 fueron los siguientes: bases, Leandro Lauro (Gimnasia LP), Luciano Alonso (Independiente) y Emiliano Roh (Patagones); escoltas, Bruno Gelsi (Italia), Luciano Zupanovich (Independiente) y Andrés García (Pedro Echagüe); aleros, Maxi Maneiro (Independiente de Pico), Mario Sepúlveda (Centro Español) y Fabio Martín (libre); ala pivote, Ignacio Ochoa (Italia); pivotes, Maximiliano Contini (Independiente) y Luciano Saborido (Italia). Guillermo Coissón y Gustavo Oroná, por lesión, fueron los últimos cortes.

La selección neuquina del 2004 en el flamante “Templo” de Plottier. Un muy buen equipo que pagó muy caro un mal partido.

Para Gelsi, que en ese momento jugaba en el acenso italiano, “ese equipo fue uno de los mejores que pudimos conformar como selección, dicho por muchos. Algunos de los jugadores estábamos a pleno en Europa, otros estaban acá en Argentina jugando en muy buen nivel y era un equipo largo, porque además se juntaban un par de generaciones”.

Para la inauguración en Plottier se montaron dos pantallas gigantes, una sobre la avenida San Martín y otra en el estadio. 2.000 personas llenaron la cancha. Estuvieron presentes funcionarios locales, provinciales y nacionales, y hubo entrega de plaquetas a referentes de la institución. También tocó el grupo musical Pachamama y hubo demostraciones de destreza y gimnasia.

Gómez recuerda que “el torneo se inauguró el 25 junio. Se colocó una plaqueta recordatoria y cortó las cintas el vicegobernador Federico Brollo y la Intendenta Pilar Gómez, junto con la presidenta del club Isabel Navarro, la secretaria Adriana Navarrete y Manolo Parra, uno de los fundadores. Hubo más de .2000 personas en esa fiesta inaugural y las pantallas gigantes las pusimos afuera porque adentro no había más lugar”.

La producción local en la fase inicial en Plottier de la selección neuquina fue muy buena, ganando los tres partidos, demostrando superioridad ante sus rivales y con pasajes de muy buen básquet. En el arranque venció con autoridad, 92-73 a Tucumán. Andrés García con 14 puntos desde el banco fue la figura, pero también se destacaron Sepúlveda con 19, Gelsi con 17 y Ochoa con la misma cantidad de puntos. Fue bueno lo de Lauro con 14. En Tucumán los mejores fueron Raúl Rodríguez con 18 y Gabriel Díaz con 13.

En la segunda jornada el triunfo volvió a ser claro, aunque no tan contundente como lo había sido un día antes. Fue 77-62 frente a Mendoza con Mario Sepúlveda como figura (5 triples y 25 puntos) bien acompañado por Ochoa y Saborido debajo de los cestos, más la conducción acertada de Lea Lauro.  En la tercera presentación, a priori la más difícil, no tuvo problemas en batir al campeón vigente, Entre Ríos, por 82-66. Neuquén pasaba a cuartos con puntaje perfecto y prácticamente sin sufrir sobresaltos. Entre Ríos clasificó segundo.

“Le ganamos a Entre Ríos y a Tucumán por mucha diferencia, con un juego impresionante, todos muy buenos partidos y pintábamos para algo grande, en un torneo con muchos jugadores de Liga A. Y esto no lo decíamos solamente nosotros sino también otros jugadores y entrenadores. Por mérito nuestro creamos una expectativa enorme”, recuerda Gelsi de esa exitosa primera ronda.

Entre Ríos frente a Mendoza en El Templo de Plottier.

Por la zona B clasificaron Córdoba y Río Negro, y por la C Santa Fe y Buenos Aires. Como mejores terceros pasaron Capital Federal y Tucumán. El ordenamiento para cuartos quedó de la siguiente manera: 1) Santa Fe, 2) Córdoba, 3) Neuquén, 4) Buenos Aires, 5) Entre Ríos, 6) Río Negro, 7) Capital Federal y 8) Tucumán. A Neuquén entonces le tocaba Río Negro en la próxima instancia, que se iba a jugar en el estadio Ruca Che. Se venía el clásico.

Río Negro se apoyaba en la experiencia del Pájaro Eduardo Mazzella, más el aporte de los hermanos Fabi, Javier Ledesma y Facundo Brizuela, entre otros, dirigidos por Daniel Quartarolo. En su grupo, ganaron los dos primeros compromisos, a Capital Federal 83-71 y a Tierra del Fuego 104-94, y cayeron en el tercer partido ante uno de los candidatos a ganar el campeonato, Córdoba, por 88 a 72.

Había gran expectativa en el Ruca Che por el clásico, y en lo emotivo no defraudó, aunque Neuquén lejos estuvo de desarrollar el básquet que había mostrado en Plottier. De movida arrancó mejor Río Negro, en una primera mitad en la que ambos equipos cometieron muchas faltas. De la mano del Pájaro Mazzella y con una muy buena defensa, lograron sacar una interesante ventaja en los primeros 10 minutos: 29-12. El equipo del Boty estaba desconocido.

En el arranque del segundo cuarto la máxima llegó a ser de 20, pero el ingreso de Roh cambió las cosas. Empezaron a entrar los triples (5 casi seguidos, Roh (2), Maneiro, Ochoa y Saborido) y así el local se puso en partido, para llegar al entretiempo solo 5 puntos abajo: 39-34. Lo mejor del conjunto neuquino se vio en el arranque del tercer cuarto. Metió un parcial de 11-0 y empezó a mandar en el marcador y en las acciones, aunque con el equipo de Quartarolo siempre se mantuvo al acecho. Ese tercer parcial cerró: 57-54 para el dueño de casa.

Los últimos 10 minutos fueron puro nerviosismo. Ambos erraron mucho, pero especialmente Neuquén, al que se le cerró el aro en las instancias decisivas: no entraban los triples ni las penetraciones. Metió su último punto cuando aún restaban seis minutos para terminar el partido y desde ahí no entró más nada, increíble. A falta de 11 segundos y con el Verde arriba 64-63, Martín Fabi metió un triple de antología y sentenció las cosas. No ingresó la última pelota y, tras la chicharra, festejo alocado de Río Negro con Mazzella y el Mono Quartarolo a los saltos por todo el parqué del Ruca Che.

Del lado neuquino el shock era grande: estaba todo armado para que la celebración sea completa y se quedaba afuera incluso de las semifinales tras caer en un clásico luego de estar los 6 minutos de cierre sin convertir. “En el final, estaba para cualquiera, pero el dueño de casa pagó muy caro el lapso de seis minutos sin convertir, Fabi metió un triple de antología y fue delirio rionegrino”, lo definió el portal Pick and Roll en aquella oportunidad. Lo que venía siendo una fiesta terminó como la peor pesadilla.

Mazzella, figura en Río Negro, marcado por Ochoa.

“Llegamos a cuartos de final a jugar contra una selección de Río Negro que no estaba con sus mejores jugadores, a un estadio Ruca Che repleto de gente y en teoría iba a ser un trámite, pero no fue así”, define claramente y en pocas palabras Gelsi lo que fue el antes, el durante y el después de ese cotejo.

“Ellos salieron desde el minuto 1 en zona, nosotros no tuvimos efectividad de afuera, nos costó romper el juego, nos trasladaron toda la presión a nosotros y les salió bien en los primeros minutos. Después nos recuperamos con una defensa impresionante de equipo, ajustamos con Mazzella y con Juan Fabi pero apareció el triple ese de Martín Fabi que fue un baldazo de agua fría”, agregó.

Al otro día, a las 12 y ante muy poca gente en el Ruca Che, Neuquén cerró su participación en el certamen ganándole a Córdoba por 95-94. Paradoja del destino, esta vez en otro final cerrado el triunfo decantó para los de Santángelo. Para destacar la enorme tarea que tuvo Gelsi, autor de 43 puntos en ese partido, que le permitió a Neuquén quedarse con el quinto lugar. Un torneo extraño para el elenco Verde: desplegó un básquet de alto vuelo en primera ronda, fue muy superior a sus rivales, cayó una sola vez en el certamen, pero terminó en el quinto lugar, afuera incluso de las semifinales, lo que también hizo mermar la concurrencia de público y el interés por el certamen en el Ruca Che. Pagó sumamente caros esos 6 minutos sin gol frente a Río Negro.

Más allá del sabor amargo, esos 43 puntos contra Córdoba le permitieron a Bruno mejorar su situación en el básquet italiano en aquel entonces. “Había gente de Italia mirando el torneo y logré un contrato con la Cimberio Novara de la serie A2. Estaban el entrenador y el general mánager mirando jugadores” recordó el escolta.

La selección campeona, Santa Fe, en el Ruca Che.

El campeón fue Santa Fe, que derrotó en la final a Entre Ríos por un ajustado 77-76, con buenas actuaciones de Diego García, autor de 22 puntos, Roberto López con 19 y Javier Tuky Bulfoni con 18. En Entre Ríos se destacaron el base Juan Cantero con 18 y el pivot Damián Tintorelli con 17. Otros nombres importantes de ese plantel campeón fueron Hernando Salles, Alejandro Reinick, Alejandro Burgos, Diego Foradori, Eduardo Calvelli, Pablo Fernández y Diego Belvedere, entrenados por José Cottonaro. Fabio Demti fue el técnico de los entrerrianos.

Tras la victoria épica ante Neuquén, Río Negro perdió en semifinales con Santa Fe 103-88 y luego finalizó cuarto, ya que cayó en el partido por el tercer puesto ante Capital Federal por 85-81, a pesar de los 22 puntos de Mazzella. Sebastián Acosta y Sebastián Pardal fueron los más desequilibrantes en los ganadores.

“Tuvimos dos fases, la buena que fue al principio, y lo que fue después, esa desazón tremenda con Río Negro. Me acuerdo de que fue la inauguración de El Templo, ahí en Plottier y explotaba la cancha de gente en esos primeros tres partidos. Creo que si hubiéramos jugado hasta el final en esa cancha por lo menos hubiéramos llegado a la final, siempre hablamos de eso con quienes fueron mis compañeros en aquel equipo”, cuenta Contini.

“Pasar al Ruca Che después de Plottier nos cambió un montón las referencias. La cancha era muy grande y las tribunas lejos, por más que también fue mucha gente. Nosotros veníamos entrenando y jugando en Plottier y el cambio no fue positivo en ese momento, además de que se jugó un partido malo con Río Negro”, agregó el interno.

Contini rememoró además que “No lo podíamos creer. Cuando entró ese triple fue como un mazazo, porque ya nos veíamos en la final, veníamos jugando muy bien. Particularmente yo había empezado jugando bien el primer partido y después tuve continuidad y me sentía muy bien”, y agregó que “la gente nos acompañaba mucho, estábamos concentrado en el centro, la verdad que era todo hermoso”.

“Pudimos terminar después con un triunfo en el partido por el quinto puesto, pero las expectativas eran mayores. Estábamos jugando bien y nos habíamos hecho la idea de llegar más lejos”, finalizó. “Para mí, ese Argentino fue una de las amarguras más grandes de mi carrera. No sé si éramos campeones, pero estábamos para llegar a la final, teníamos muchas chances”, se lamenta Gelsi.

Hoy, con el paso del tiempo, los protagonistas sacan elementos positivos de aquel torneo, más allá del golpe del clásico y de no haber llegado a semifinales. Para Maxi Contini por ejemplo, “ese torneo fue un disparador para que el básquet de Neuquén crezca un montón. Después de ese torneo jugamos un certamen muy bueno con Independiente, llegando a instancias decisivas y con mucha gente en La Caldera y de ahí se empezaron a subir escalones con el ascenso de Independiente, la Liga A y el surgimiento de Centro Español también con todo lo que hizo hasta el día de hoy. Ese torneo fue necesario y productivo para la provincia”.

Plottier vivió una verdadera revolución con el campeonato. Por ejemplo, desde la Dirección de Asuntos Vecinales del municipio se invitó a los comerciantes de la zona céntrica de la ciudad a que adornen sus vidrieras con motivos alusivos al certamen, y el premio para la mejor vidriera era la eximición del pago de la Licencia Comercial durante 6 meses. La iniciativa fue aprobada por el Concejo Deliberante, que resolvió, mediante ordenanza 2.225, la reglamentación del concurso.

“Son muchas las cosas positivas que nos quedaron”, cuenta Bruno Gómez. “Reconocer la importante participación de padres de los chicos en todo el trabajo que hay que realizar para una actividad de este tipo, ver al club como una gran familia, donde todos convergen, padres de distintas actividades y destinan mucho tiempo para el objetivo un objetivo común. Es una satisfacción ver hoy personas profesionales que pasaron por el club o ver en la Liga Argentina a jóvenes que empezaron a los 10/12 años en la Institución, como así también la formación de nuevos dirigentes, para que el club se mantenga en lo edilicio y haya una línea de trabajo en el tiempo que mantenga la Institución. Hoy, a 16 años, hay en la conducción del club, personas que en ese momento eran jóvenes que acompañaban el desarrollo de la actividad”, destacó.

Y así pasó por Neuquén un Campeonato Argentino, que intentó ser un antes y un después en cuanto a recuperar el brillo que supo tener el certamen. Arrancó muy bien en los grupos y se fue diluyendo ni bien pisó el suelo del Ruca Che, en parte por la inesperada ausencia del local en las instancias definitorias. Justamente ese cachetazo ante Río Negro en cuartos es lo que hizo que en tierras neuquinas no sea de los torneos más recordados, aunque tuvo muchas cosas para destacar en varios aspectos.

El festejo de Santa Fe tras consagrarse en el Ruca Che.
Andrés García contra Córdoba en el partido por el quinto puesto.

 

 

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