El Mano Santa se llevó la pelota

Enojado con los árbitros, Oscar dijo basta, se llevó la naranja y no se jugó más en el Ruca Che.

Por Nicolás Tamborindegui

El básquet grande siempre estuvo coqueteando con la ciudad de Neuquén, aun en tiempos en los que no había ningún equipo en la elite y especialmente en los años en los que había pocos estadios como el Ruca Che en el país. Cada tanto llegaba el turno de algún espectáculo de nivel nacional o internacional, de esos que valía la pena ir a ver.

Así fue que en el mes de septiembre del 2000 se disputaron dos partidos amistosos de primer nivel entre dos de los mejores equipos sudamericanos del momento: Boca y Flamengo. El origen de todo esto fue un convenio firmado un tiempo antes por la dirección provincial de Deportes, que había acordado que el elenco Xeneize realice la pretemporada en Neuquén. Alberto Garaygorta era por entonces quien estaba a cargo de la cartera de deportes de la provincia, que era gobernada por Jorge Sobisch (los dos estuvieron en el Ruca Che).

Boca estuvo varios días trabajando en la puesta a punto en Neuquén. Generalmente hacían trabajos en el gimnasio por la mañana, con el complemento de los aparatos, y por la tarde se entrenaban en el gimnasio del club El Biguá, donde realizaban la parte física y de juego (sistemas y fundamentos).

En aquel entonces, Boca era dirigido por el Che Néstor García, y sus dos refuerzos más flamantes eran Héctor Pichi Campana (foto) y Esteban De la Fuente. También estaban Luis Emilio Villar y los más jóvenes eran Pedro Calderón y Diego Prego. León Trimmingham y Orlando Santiago eran los extranjeros. Para esos días esperaban esperan al interno Shelly Clark, pero no llegó para ninguno de los dos partidos. El que sí estuvo fue el juvenil roquense Diego Guaita, también refuerzo del equipo capitalino.

Sin embargo, el principal atractivo estaba del lado brasileño, y era nada más ni nada menos que el interminable Oscar Daniel Bezerra Schmidt (simplemente Oscar), el enorme basquetbolista brasileño que había deleitado a los neuquinos durante el Preolímpico de 95 también en el Ruca Che. A esa altura ya contaba con 42 años, pero aún mantenía intacta su puntería y seguía siendo un goleador temible.

El Ché García dirigía al Xeneize.
Luis Villar, ex Independiente, jugó para Boca ante los cariocas.

El primer partido se jugó el domingo 17 de septiembre y fue muy entretenido y vistoso para las casi 3.000 personas que se acercaron al estadio. Oscar la rompió toda y el Pichi Campaña fue el mejor en Boca. Finalmente, el triunfo fue para Flamengo por 127-124. Ya en el primer tiempo el goleo era alto: 73-59 para los visitantes. Además del tirador, se destacaron Ratto y Josuel en el ganador.

Al Ruca Che lo repararon y lo pintaron para la ocasión, pero aun así hubo algunos problemas con los relojes de posesión que hicieron que el comienzo del partido se retrase casi media hora. Eso ayudó a que mucha gente que llegaba tarde pudiera ver en partido completo.

La revancha se jugó 24 horas después y tuvo ribetes insólitos. A saber: el partido terminó 98 iguales en el tiempo regular y ambos equipos debían disputar el suplementario. Pero casi con el sonido de la chicharra hubo un par de discusiones que tuvieron a Oscar como protagonista. Primero con el Pichi Campana y después con Juan Quezada, uno de los árbitros.

Al brasileño primero le cobraron un técnico y luego lo expulsaron. Se fue junto a sus compañeros al vestuario, pero nunca regresó a jugar el suplementario. Los árbitros esperaron un tiempo, Flamengo nunca apareció y los árbitros dieron por suspendido el partido cuando Boca ya estaba listo en la cancha para comenzar con los 5 minutos extras.

Una vez que se le pasó el enojo, Oscar intentó explicar lo que ocurrió, según lo cuenta la crónica del diario Río Negro del día siguiente: “Campana me había insultado y le recriminé al árbitro para que le cobre un técnico. Este hombre no tiene moral para dirigir”. Como suele pasar en los picados, el dueño se llevó la pelota y se terminó el partido.

Otro hecho llamativo de ese ida y vuelta entre los dos equipos es que el Flamengo terminó adjudicándose la copa, ya que había sido el ganador del primer partido y el segundo había quedado suspendido sin triunfador. Insólito, más allá de que se trataba de partidos amistosos de pretemporada.

Nuevamente mucha gente se dio cita en el Ruca Che para ver el partido, incluso la concurrencia fue superior a la del día anterior pese a ser día de semana. La gente estuvo a favor de Boca claramente, pero celebró cada punto logrado por Oscar en los brasileños, en reconocimiento a su enorme trayectoria.

Muy recordados son los dos pasos del fenomenal jugador carioca por Neuquén y por el Ruca Che: En el 95 se llevó una ovación y se puso a llorar en la cancha, y cinco años después de enojó con un rival, con un árbitro y retiró a su equipo de la cancha antes de jugar un suplementario. Así era el Mano Santa.

 

 

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