Heit y Levrino, dos neuquinos sin fronteras

El Básquet Sin Fronteras del Cenard en el 2005. En la foto, entre otros, Manu, Dikembe Mutombo y Pablo Heit.

Por Nicolás Tamborindegui

La NBA es top, no sólo por el nivel de básquet sino también por el valor que alcanzó su marca. Tanto el actual comisionado, Adam Silver, como el anterior, David Stern, impulsaron la globalización mucho antes que ese término se usara de la manera en la que se utiliza hoy en tiempos de redes sociales. Se fue expandiendo a Europa, a Asia (especialmente a China), a África y por supuesto a Latinoamérica.

No solo desde el punto de vista comercial (el merchandising) o deportivo (las figuras internacionales en cancha) sino también desde el ámbito formativo. Así nació Básquet sin fronteras, o basketball without borders según su nombre original.

El programa es organizado en conjunto por la NBA y la FIBA y es una especie de campus que nuclea a los mejores jugadores jóvenes de un determinado continente o región con todo el circo de la liga norteamericana. Durante cuatro o cinco días, el evento ofrece herramientas de desarrollo técnico y deportivo a los participantes, bajo la tutela de grandes figuras no sólo de la NBA sino también del básquet mundial, que además se encargan de brindar charlas sobre temas y cuestiones extradeportivas, como alimentación, liderazgo y manejo con la prensa.

En tiempos de apogeo de la Generación Dorada y de Manu en la NBA, nuestro país era tierra fértil para que estos campus se llenen de jugadores argentinos. Así fue como dos neuquinos tuvieron la chance de ser parte de este evento mágico: Pablo Heit en los años 2005 y 2006, y Juan Levrino en el 2007. En esa época, la actividad se desarrollaba una vez al año en cada uno de los continentes.

Pablo Heit nació en Concordia, Entre Ríos, pero desde los 5 años vive en Neuquén, la tierra de su madre. Saltó a la fama jugando en las formativas de Independiente por su altura (superaba los 2 metros desde infantiles) y su coordinación, y hasta lo reclutó Atenas de Córdoba. En esos años era habitué de las selecciones formativas nacionales e incluso fue campeón sudamericano de cadetes en el 2004 en Catamarca y en el 2005 en Piriápolis, Uruguay. También fue campeón sudamericano Sub 17 en Venezuela dando un año de ventaja.

En ese mismo e inolvidable año fue uno de los 57 jugadores sudamericanos (14 argentinos) que participaron del Básquet sin fronteras en nuestro país, más precisamente en el Cenard de Buenos Aires. Allí estuvieron nada más ni nada menos que Manu Ginóbili, Andrés Chapu Nocioni y Carlos Delfino, entre otros. Pablo fue seleccionado al Juego de las Estrellas, que se disputa el último día entre los mejores del campus.

En esa oportunidad también estuvieron otros jugadores de la liga norteamericana, Samuel Dalembert (Philadelphia 76ers, Haiti), Daniel Santiago (Milwaukee Bucks, Puerto Rico) y Dikembe Mutombo (Houston Rockets, Congo). También participaron Marcelo Milanesio y Juan Ignacio Pepe Sánchez.

Al año siguiente, Pablo repitió la experiencia NBA, en este caso en el campus realizado en San Juan de Puerto Rico, al que viajó nuevamente como uno de los mejores prospectos del continente americano.

Alejado hoy del básquet profesional, Pablo recuerda aquella vivencia maravillosa: “Me acuerdo que yo ya estaba en Neuquén, había vuelto de Córdoba. La experiencia fue claramente espectacular. Era una actividad muy nueva para la época”.

Sobre la de Buenos Aires, Pablo recuerda: “Era una época muy buena para el básquet argentino porque había muchos jugadores en la NBA. Me acuerdo que ese año estuvieron Manu, Chapu, Delfino, Oberto y muchos entrenadores de la NBA”, aunque admitió que “uno de los personajes más pintorescos fue Dikembe Mutombo, dentro del staff que trajeron a Buenos Aires”

“También recuerdo que estuvo Daniel Santiago y hasta Greg Popovich, que pasó un día por el campus. Fue uno de los momentos más destacados de ese campus”, afirma Heit, 16 años después al ver las fotografías grupales de aquel momento.

“Fueron tres días moviditos de muy buenos entrenamientos y charlas, y también me acuerdo que como yo fui desde Neuquén invitaron también a entrenadores míos, y fueron Sebastián Tapia, Juan Marcos Vázquez y Oscar Delfor Ibáñez. Para ellos también fue una experiencia nueva y algo que re disfrutaron”, agregó.

“El viaje a Puerto Rico fue más fugaz, terminé viajando solo porque se equivocaron en la organización con los pasajes. El anfitrión y el que estuvo más presente en todo fue Carlos Arroyo, que compartió un montón de tiempo con nosotros y estuvo muy bueno”, rememora Pablo.

Otro neuquino, Seba Tapia, recuerda lo que fue su participación como invitado al Básquet sin fronteras de Buenos Aires: “Recibimos la invitación de la CABB. Participamos con Oscar Ibáñez y con el Bambi (Juan Marcos Vázquez). Manu había llegado hace poquito tiempo a la NBA y uno de los compromisos que tenían los profesionales era ser parte de ese programa. Venían algunos representantes de la NBA con los coachs argentinos que estaban acá, como Vecchio”.

Tapia cuenta que “en Buenos Aires, con Oscar Ibáñez, entrabas directo en todos lados. Nos fuimos nosotros tres, yo porque estaba a cargo de los seleccionados formativos de la provincia y él estaba conmigo trabajando. Tuvimos la posibilidad de ver a chicos de la preselección y compartimos tres o cuatro días comiendo y quedándonos en el Cenard La experiencia fue genial porque estuvo Manu, estuvimos con él, con Popovich y fue muy bueno”.

Seba Tapia, hoy en Alta Barda, estuvo como DT en el Cenard en el campus del 2005.

El DT explica cómo era la metodología de trabajo para ellos en ese campus: “Los equipos entrenaban, los entrenadores corregían y nosotros desde la tribuna podíamos mirar” y recuerda una anécdota también: “Resulta que un día Oscar Ibáñez sale a caminar por ahí por las instalaciones y le pregunta a la chica por unos hologramas que había. Le dijeron que eran especiales para la credencial de los invitados VIP, entonces el agarró, se puso uno y nos dio uno a Juan y uno a mí, y con eso estábamos habilitados a pasar por todos lados. Sólo lo tenía Vecchio, que era seleccionador para la NBA en Sudamérica, pero ningún otro”.

“Era hermoso ver como corregían a los futuros jugadores. Había chicos que después de pasar por el Básquet sin fronteras ingresaron al draft de la NBA. En ese momento eran U16 o U17. Son esos jugadores que hoy los vemos en la NBA decimos ‘A este lo vimos en el Cenard’”, agregó. “Fue una experiencia hermosa, fue una alegría poder vivirlo y disfrutarlo” cerró.

Juan Levrino, por su parte, se destacaba en la primera de Independiente con apenas 15 años. Era un escolta rápido y goleador con muy buena proyección, y por eso también se transformó en figura de las selecciones menores argentinas. La convocatoria al Básquet sin fronteras le llegó en el 2007, para la edición a realizarse en San Pablo, Brasil.

Para el jugador de 1,88 de altura se trató sin lugar a dudas de una revancha, ya que las lesiones no le habían permitido por dos años consecutivos ser parte de la selección Argentina. 50 días antes del campus de San Pablo, por ejemplo, el neuquino sufrió una fractura en el quinto metatarsiano del pie derecho, un día antes de viajar al Sudamericano Sub 18 con la celeste y blanca. Ser parte del Básquet sin fronteras tuvo para él un sabor especial.

Levrino hace una pila de años.
Levrino hoy. (Matías Subat)

“Después de la lesión traté de poner la cabeza en la recuperación, para llegar bien al campus. A pesar de las lesiones que he sufrido, siempre tuve revancha, y eso me da fuerzas para seguir, porque después de una lesión, empezar a trabajar otra vez desde cero, a veces todo un año, es algo muy duro”, me decía en aquel entonces en una nota que le hice para el diario La Mañana Neuquén.

“Cuando recibí la nota estaba en el Cenard entrenando con la selección Sub 18. No sé de quién vino, pero seguramente nos eligió la Confederación Argentina de Básquet o la NBA”, me contó con alegría, siempre en aquel entonces, sobre la invitación.

En ese año la lista de participantes incluía jugadores provenientes de Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay, Venezuela e Islas Vírgenes. Los representantes argentinos fueron 10, el neuquino mas Juan Manuel Lobito Fernández, Martín Miner, Fabián Sahdi, Maximiliano Martín, Sebastián Uranga, Leandro Cecchi, Pablo Orlietti, Franco Scarafia y Jonathan Machuca. Se realizó íntegramente en el Esporte Clube Pinheiros de San Pablo.

Hoy, a 14 años de su participación, recuerda algunas historias que rodearon a ese viaje: “Siempre me acuerdo que era mi primer viaje afuera del país. Había celulares, pero no con la conectividad que hay ahora, y era como salir medio a la deriva. Me acuerdo que tenía coordinado el vuelo de acá de Neuquén a Buenos Aires, donde me esperaba Bernardo Murphy, que era el coordinador de la delegación, con el cartelito típico de los aeropuertos. Yo tenía 17 años y todo lo que veía era una sorpresa, porque en esa época no teníamos tanto acceso como hoy a los jugadores de la NBA”.

Agrega que “eran eventos muy buenos porque estaba presente todo el show que arman de la NBA. Por ahí ahora me doy cuenta bien de lo que era, cuando estás ahí estas como en Disney viendo como organizan todo, desde el torneo de triples hasta la cena. Todo era muy entretenido y era todo como una sorpresa”.

“Era sorprendente ver a tantos jugadores NBA. Verlos en vivo y no por tele era muy diferente. Estaba Anderson Varejao que era una montaña y también Nené y Leandrinho. De los estadounidenses me acuerdo que estaba Kyle Korver. Yo participé del torneo de triples con él, pero quedé eliminado en la primera ronda”, recuerda el escolta neuquino, actual jugador de Independiente en el Torneo Federal.

Cuenta también como dato de color que “Leandrinho estaba volviendo de una lesión y la idea en un momento era que fuéramos a pasarle la pelota. Seleccionaron a 5 o 6 y estuve 10 minutos pasándole la pelota. Fue un ratito, pero era muy lindo compartir el pase y la devolución con él”.

Sobre el funcionamiento del campus, explicó que “había estaciones de perfeccionamiento en las que ibas rotando y también se armaban partidos entre nosotros, porque éramos como 50 jugadores. Era divertido y tenía ese tinte NBA. Te vendían ese show y era muy llamativo. Te volvías loco. No sé si me queda alguna remera de ese campus, porque también te daban todo eso. Creo que lo tienen más presentes mis amigos y mi hermano que yo. En esa época me pasaban muchas cosas buenas en lo deportivo, como la primera en Independiente y las selecciones nacionales. Era muy indo vivir esas cosas, yo lo tomaba como un premio al esfuerzo que hacía, porque, por ejemplo, adelantaba exámenes en la secundaria. Lo sigo considerando así hoy en día, uno resigna muchas cosas así que había que disfrutar eso que era impagable”.

Levrino (segunda fila de abajo, a la izquierda) en el 2007. Arriba, a la derecha, Nené, Varejao y Leandrinho. El cuarto de la izquierda de arriba es Kyle Korver.

“Ahora que me hacés recordar un poco todo esto se me vienen muchas cosas lindas a la memoria, que se suman a otras tantas que viví con esta profesión que es ser jugador de básquet”, me dice Juan que hace poco fue noticia porque paralelamente a su carrera deportiva logró recibirse de abogado, siendo un ejemplo para todos los deportistas. Aún sigue en el Federal con la camiseta de su querido Independiente.

En cuanto a Heit, abandonó el básquet definitivamente tras una lesión en el hombro cuando jugaba, aún joven, en Bahía Blanca. “Lo abandoné por completo. Hace 8 años que me instalé definitivamente en Neuquén y estoy trabajando en el poder judicial. Por ahí miró algún partido”, cuenta.

Ser parte de un evento NBA es algo solo reservado para unos algunos, más cuando es algo tan exclusivo con pocos representantes de cada país. Por eso es tan importante lo que lograron en su momento dos chicos como Pablo y Juan. Si bien muchas veces los caminos de la vida te llevan hacía otros lugares y a otras alegrías, esos momentos vividos en plena etapa de crecimiento se mantienen vivos en sus memorias y en sus corazones.

Heit con la camiseta de la selección neuquina juvenil.
Levrino, con la numero 4, en la selección argentina de cadetes 2007.
Juan en su época de cadetes en Independiente.
Defiende Heit en un clásico Neuquén-Río Negro.

 

 

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