Por Cristian Helou
A esta no la gambeteó. Se fue Rubén Alberto Flores y, como no podía ser de otra manera, ocurrió un domingo. Día de goles, golazos, y varios defensores que quedaron como poste en todas las canchas de la zona. Con 72 años recién cumplidos (20 de octubre de 1948, Huahuel Niyeo), el Bambi no pudo con sus dificultades pulmonares ni con el maldito Covid19 y murió en el sanatorio Plaza Huincul.
La leyenda cuenta que pudo jugar en el Real Madrid, pero hubo un problemita de papeles. También que lo quiso Boca después de un gol olímpico con la de Cipo en la Bombonera. Estaba claro que el Bambi tenía condiciones para dar el gran salto, pero eligió ser héroe en su tierra. Le sobró paño para lograrlo, porque la rompió en el Albinegro, en Deportivo Roca y también en Atlético Regina.
Ídolo de Río Negro, cruzó el puente, fue un referente de Alianza de Cutral Co y se quedó para siempre en la ciudad neuquina. Sus últimas gambetas fueron otra vez ante el Xeneize, en los duelos de la Liguilla Prelibertadores del 1986, 180 minutos que marcaron a fuego al deporte neuquino.
Olimpo, Vélez y Chacarita fueron los otros clubes que gozaron con su fútbol, sin olvidar El Tigre de Valcheta, donde dio los primeros pasos antes de marchar a Bahía Blanca para su bautismo lejos de casa.
Durante las tres décadas en Cutral Co estuvo ligado a Alianza desde diferentes lugares. Como padre, para ver a su hijo Sebastián con la Celeste; como DT durante un par de los viejos Federales; y como hincha cuando eligió hacer actividades alejadas de la redonda.
Hace menos de dos años, los exjugadores de Alianza se juntaron para recordar la gloriosa época de los 80 y ahí estuvo el Bambi. Entre costilla y costilla, tiró paredes con Cacho Coria, esperó un corte del Ruso Strack, se buscó con Eduardo Sánchez y esperó una subida de Omar Poblet. En 2019 asumió como concejal de su querida Cutral Co, por el MPN. Y en este pandémico 2020, la bancó desde su casa hasta la internación de septiembre. La historia se complicó, pero esta vez el rival fue impasable. Un domingo, el Bambi se fue.
