El goleador que metió más de 50 en La Caldera

Campana con la camiseta de River durante la liga corta del 90.

Por Nicolás Tamborindegui

Cuando se habla de los mejores jugadores de la Liga Nacional de Básquet de todos los tiempos, no puede estar ausente Héctor Campana, el Pichi. Cordobés, nacido el 10 de noviembre de 1964, sus mejores años se vieron en esos comienzos de la competencia doméstica, en los cuales Independiente de Neuquén era protagonista. Ir a verlo jugar cuando venía con su equipo a La Caldera era un espectáculo, y su sola presencia garantizaba cancha llena. La gente lo silbaba un poco durante las acciones, pero lo aplaudía mucho en la presentación y al finalizar el partido.

Campana fue un anotador tremendo. No era muy alto (1,85), jugaba de escolta, tenía un respetable tiro de tres puntos pero su fuerte era la penetración, debido a su velocidad y a su impecable condición física. Saltaba mucho y era muy desequilibrante, casi indefendible en el uno contra uno.

Sus años defendiendo la camiseta de River (1989 y 1990) fueron una verdadera locura, pulverizando todos los récords en anotación. Tiraba, se mandaba, agarraba rebotes, asistía y también defendía. Impresionante lo que jugaba el cordobés por aquellos tiempos.

Al año siguiente fichó por Gimnasia y Esgrima Pedernera Unidos, el popular GEPU de San Luis, y con mejores compañeros (Diego Maggi, Charlie Parker, Gustavo Lobito Fernández entre otros) logró finalmente el campeonato. Si bien estaba mejor rodeado, sus shows ofensivos continuaron y en varios partidos anduvo por encima de los 40 y los 50 puntos.

El GEPU de San Luis 90/91, un equipazo que fue campeón de la liga.

Después del tercer puesto en la liga corta del 90, Independiente se armó con todo tras el Mundial para pelear el título. A la base de Richotti, De la Fuente, Aguilar y Armer como DT se agregaron jugadores de selección como Luis Villar y Luis González. Sin embargo, el andar del equipo fue irregular y alternó buenas con malas durante toda la temporada hasta caer en cuartos de final ante el Estudiantes de Bahía Blanca del Loco Montenegro y Juan Espil, a la postre finalista del certamen.

Esa temporada GEPU dominó de principio a fin y terminó siendo el campeón con un juego de alto nivel y un Pichi notable. En partido válido por la 11ª fecha de la segunda fase (A1), el conjunto puntano visitó La Caldera y el escolta cordobés jugó un partido colosal: metió 53 de los 102 de su equipo. No lo pudieron defender ni parar de ninguna manera: dobles marcas, cajón y ayudas ensayó Armer, pero nada pudo frenar al implacable escolta cordobés que estaba sumamente encendido. Lo marcaron De la Fuente y Aguilar, dos muy buenos defensores, pero no pudieron contenerlo.

La planilla esa noche fue impecable: 10 de 14 en dobles (71%), un impresionante 7 de 10 en triples (70%) y 12 de 13 en simples (92%) además de 5 rebotes (4 en su tablero y 1 en el contrario) en 38 minutos. Es decir, tiró para meter 71 y metió 53, una verdadera locura. Se retiró ovacionado. Tiempo después en una entrevista publicada en la revista Solo Básquet para la sección “Yo soy” diría que ese había sido el mejor partido de su vida (hasta ese momento).

Con GEPU jugó uno de los mejores partidos de su vida en La Caldera.

Lo curioso es que esa no era la primera vez que Campana le metía medio centenar de puntos a independiente. Ya lo había hecho en la temporada anterior, aunque no en La Caldera. En el partido de la vigésima fecha de la liga corta del 90 (se llamó así porque se adaptaron los tiempos al Mundial que se juagaba en nuestro país ese año), el Pichi Héctor Campana volvió loca a la defensa de Independiente. Jugando para los Millonarios y en su cancha, le metió 50 puntos al Rojo con esta planilla: 16 de 28 en dobles (57% de efectividad), 1 de 4 en triples (25%) y 15 de 16 en tiros libres (94%) además de agarrar 8 rebotes, 5 defensivos y 3 en ataque, todo en 40 minutos (no salió ni un segundo)

Pichi era imparable en el Millonario.

De todas maneras, Independiente ganó ese partido en el Microestadio por 108 a 95. Campana estuvo indetenible en esa temporada, de hecho, en la fecha 7 ante Sport Club había logrado 62 puntos, una cifra que fue récord histórico de la Liga hasta que el base extranjero de Gimnasia y Esgrima de Comodoro, Andrew Moten, metiera 63 el 2 de mayo del 93 contra GEPU.

Del 89 al 92 fue goleador de la Liga durante cuatro torneos seguidos. Años después, cuando ya tenía 31 años y jugaba para Peñarol de Mar del Plata, se llevó una merecidísima ovación del público neuquino cuando ganó el torneo de triples de la séptima edición del Juego de las Estrellas de la Liga Nacional en el Ruca Che. También supo ser Olimpia de Plata en tres oportunidades: 1988, 1991 y 1998.

Se retiró en el año 2004 ya con 40 años y jugando para su amado Atenas de Córdoba, siempre con toda la gloria y después de haber marcado una época en la Liga Nacional. Como habrá sido de alto su nivel en ese año en GEPU de San Luis que llegó a tener una prueba con los New Jersey Nets de la NBA (91), pero su poca altura para el puesto y lo difícil que era por entonces la liga norteamericana para los extranjeros conspiraron para que se pueda ganar un lugar.

Más tarde se dedicó a la política en su provincia. Fue concejal por el partido de Luis Juez en 2003 y en el año 2007 llegó a ser vicegobernador de Córdoba. Unos meses antes de terminar su mandato se presentó como candidato a intendente de la Ciudad de Córdoba pero no ganó. En las elecciones del año 2015 fue electo legislador. Hoy está al frente de Córdoba Deportes.

Un fuera de serie y una verdadera leyenda del deporte argentino al que también los que tenemos casi 40 tuvimos la oportunidad de ver en vivo y en directo y en sus mejores años adentro de una cancha de básquet.

 

 

 

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