Milanesio, los recuerdos de Neuquén y la admiración por Campazzo

"Prendo el tele para ver a Campazzo", afirmó Marcelo.

 

“Cada vez que visité Neuquén, me sentí muy querido. La gente me trato muy bien y el Preolímpico fue inolvidable porque además me permitió jugar mi único Juego Olímpico. Con la selección o con Atenas, siempre jugamos a cancha llena”. Marcelo Milanesio, referencia si las hay, pasó por Se respira básquet (750 Neuquén) y en lo que ya es un clásico del capítulo Albiceleste, resaltó la importancia de los torneos que se realizaron en el Ruca Che, en 1995 y 2001.

El base cordobés jugó en el Preolímpico y fue testigo en el Premundial, un torneo que marcó a fuego al básquet nacional. “Ese equipo fue genial, creo que ahí realmente empezaron a demostrar que estaban para cosas grandes. No dejaban jugar al rival, era un grupo muy unido y los resultados están a la vista porque nunca se bajó de los mejores del mundo”, afirmó Milanesio.

Claro que también está al tanto de lo que ocurre en la actualidad y a la hora de hablar de Facundo Campazzo, uno de sus sucesores, no ahorró elogios: “Es un fuera de serie total, me representa en todo sentido. Es cada vez más jugador, domina todo. Encima es cordobés, así que prendo la televisión para verlo. Me gusta cómo se entrega en un partido de básquet, deja la vida en cada pelota. Con eso te llena”.

Los elogios fueron extensivos hacia el equipo que en 2019 brilló en China y Marcelo comentó: “Fue impresionante porque terminó muy por arriba de las expectativas. Me hizo acordar a la Generación Dorada, que en Indianápolis llegó para estar entre los seis mejore y jugo la final del mundial. Estuve ahí y se nos termina escapando por dos errores garrafales de los árbitros que nos privaron de ser campeones. Acá pasó algo similar, porque nos tenían entre los siete u ocho mejores. Yo me siente muy identificado con ese equipo”.

Campana-Milanesio, tremenda sociedad.

Atenas, sin dudas, es una parte vital en su vida. Y aunque metió una colección tremenda de títulos, se quedó con ganas de más. “No supe perder y creo que podríamos haber ganado muchas cosas más. Siempre digo que si Pichi (Campana) no se hubiera ido, tendríamos más títulos”.

¿Cómo llegó al Griego? “Todos querían a mi hermano y mi papá les decía a que si querían a Mario, también me llevaban a mí. Atenas nos abrió las puertas y pasó a ser mi casa, mi vida, conocí personas excelentes, jugadores extraordinarios….”

Si de características personales se trata, Marcelo se considera como “un base que jugaba todo el tiempo muy concentrado. El único secreto que tuve fue el entrenamiento: llegar primero, irme último. Siempre me entregué al ciento por ciento. El básquet es un deporte de conjunto y siempre lo entendí así, que cada uno de los 12 debía dejar todo. Me brindé siempre para el servicio del equipo”.

Campana entró de nuevo en acción y el exbase no lo dudó: “Es el ídolo más grande que tuve. Hasta en mi casa había celos, pero nunca me fije en eso. Fue un grande, pero también pasaron otros grandes jugadores por el club. Se hizo una gran familia. Ahí había una gran unión y eso nos llevó a ganar”.

En 2017, se juntaron los campeones de 1987: Campana, Marcelo y Garrone.

Si de técnicos se trata, hay dos que lo marcaron a fuego: Garrone y Magnano. “Walter nos orientó, nos enseñó. Después fue el turno de Rubén y creo que se transformó en el más grande. Son dos personas súper importantes en mi vida. Sin esa gente al lado tuyo no se puede lograr nada”.

Y con ambos DT en el banco, Marcelo visitó Neuquén para enfrentar a Independiente. “Creo que la Caldera tenía un importante invicto que traía del TNA y se lo cortamos. Recuero que siempre se jugaba a cancha llena y que eran partidos muy peleados, sobre todo en ese equipo que tenía a De la Fuente y Richotti”, cerró.

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