Era el jugador marcado para dar el salto en esta temporada y cumplió. Leandro Tapia se transformó en una pieza vital para Centro Español, es titular indiscutido, entiende su rol rodeado de expertos y se perfila para ser determinante en la zona caliente de la Liga Federal de Básquet. El Torito está a un suspiro de ser top 4 y camino a la parte final de la fase regular, el dueño de la N° 5 hace su análisis.
“Pude encontrar un rol importante en el equipo, me siento con confianza y tengo el apoyo que me da el cuerpo técnico y los jugadores. Entrené para esto, hablé con Pato (Denegri, DT), que me marcó las cosas a mejorar y por ahí pasaron los objetivos para esta temporada”, arranó Leandro en declaraciones a Contala como quieras (Radio Nacional Neuquén).
Su goleo es clave en la campaña y para que eso ocurra, tiene buenos abastecedores. Así lo siente y por eso explica que “con Franco (Leal), Cusa (Oviedo) o Marcos (Leal), cuando entra, tenemos una buena base, la pelota llega clara y creo que es una de las claves de este momento. Todo fluye mejor”.
Con marca de 14-4, la clasificación está al alcance de la mano y Tapia cree que no es casualidad: “Trabajamos muy duro para llegar hasta acá. Con el cuerpo técnico y también con Mario (Sepúlveda), analizamos el torneo y estamos dentro de los números que imaginamos antes de empezar”. Si de clic se trata, no duda en afirmar que el de Roca, como visitante “fue un partido que nos dio más solidez. Hicimos un gran juego en una cancha difícil”.
De cara al futuro inmediato, comentó que “tenemos las cuentas a favor. Ahora hay una especie de reducido con Roca, Independiente y Pacífico (también Brown) y va a estar lindo”. Y sobre el cruce con el Depo agregó: “Ahí nos volveremos a cruzar con Alejo Abadía –ex compañero en el Torito- y estamos preparados”.
Hizo formativas en Club Plottier y a los 15 cruzó de vereda. La presencia de Español en la Liga Argentina pesó en esa decisión y fue vital para su desarrollo. “Me gané un lugar en la Liga (Argentina), entré en la rotación, hice un par de giras y eso me ayudó un montón. Y fue clave cuando se armó una primera de juveniles, El Torito Ariquén, que anduvo muy bien y me sirvió para darme cuenta que quería seguir en el básquet”.
También tuvo un paso por Racing de Chivilcoy y considera que “fue una experiencia muy linda. Fui con Gabi Spinaci (hoy en Pacífico), que es un amigo de toda la vida. Vivíamos juntos, estuvo muy bueno y es un lindo club”.
De vuelta en Español, se propuso mejorar y ganarse un lugar. Y en el medio un hecho especial: compartir la última temporada de Mario Sepúlveda como jugador. “Esa fue otra de las cosas que me motivó. Verlo entrenar así, con 45 años, es increíble. En diciembre íbamos a hacer gimnasio con Piero Vega y él ya estaba, a full, haciendo pasadas con el cronómetro en la mano. Ahí te das cuenta la trayectoria que tiene y como se manejó a lo largo de toda su carrera”, cerró.