Solana, un riesgoso clic, su carrera y un análisis del fútbol neuquino

Olimpo marcó su carrera. "Esta foto es en Bahía, el día que Boca salió campeón, en 2006. Estoy con Pedrito, mi sobrino. Es el hijo del Chiqui, el verdadero", largó Gerardo.

Por Cristian Helou

“Estuve clínicamente muerto, me fui un rato (risas). Pero ahí hice el clic”. Gerardo Solana lo toma con humor, aunque se pegó flor de susto antes de colgar los botines. Metió una muy buena carrera, fue un neuquino que llegó por talento pero también por sacrificio y hoy, a los 45 años, sigue ligado al fútbol pero el disfrute viene por otro lado: la familia y los amigos.

En tiempos de cuarentena, pintó una charla y Chiqui (“el verdadero es mi hermano Edgard”, aclara) repasó su campaña, especialmente la última parte y también dio su opinión sobre el fútbol neuquino. Fue contundente y dijo que “hay talento pero, pero falta mentalidad y los chicos parecen entregados”.

De manera oficial, le dio a la número 5 en Pacífico, durante el 2018, pero llegó el problema cardíaco y dijo basta.

¿Te costó más de lo que imaginabas el retiro?

-Cuando se dio lo de Pacífico (2018) no podía cortar el cordón. Jugamos un partido de fútbol 8, Gabi Lineares me ve y me dice ‘estás para jugar’. Le contesté que no me llamaba nadie y ahí me embaló. Sentí que esa llama no se había apagado. Cuando me fui de Cipo a los 40 me sentía bien, con muchas ganas de seguir y me gustó la idea.

Pero no caminó…

Estuve clínicamente muerto, me fui un rato (risas). Pero ahí hice el clic. Me di cuenta que el fútbol no es todo y que hay cosas más importantes en la vida. En esa última etapa, los entrenamientos fueron duros, encima en césped sintético…Fue mortal, pero me sirvió para hacer el clic.

Pero tu idea era largar antes.

-Cuando volví a Cipo pensé que era para retirarme, pero me llamaron de Alianza, salimos campeones de la liga después de muchos años. Jugué, dirigí y fue muy lindo. Después me llamó Hugo Silva y me dijo ‘quiero que hagas lo mismo con Maronese en el Argentino B’. Fui como técnico y cumplimos con el objetivo. Fueron años muy buenos.

Y llegó otra vez Cipolletti.

-Claro, con Roger Morales de DT y ahí si se puede decir que me retiré, aunque la chispa siguió. Un día me llama (Gustavo) Coronel para ir a Independiente. Yo pensé que era para jugar, pero me quería para el cuerpo técnico. Me mató (risas).

Pero esa llegada al Rojo te sirvió para ser entrenador.

-No fue una buena experiencia porque había jugado con la mayoría de los chicos. Estaban Manolo (Berra), Lalo Porra….Fue difícil porque en cierta forma me sentía jugador. Hacía los reducidos impares a propósito, para meterme a jugar”.

Alejado del ambiente profesional, Gerardo tiene canchas de fútbol en Cutral Co (con su amigo Fredy Petronacci) y en el predio del club Independiente de Neuquén. Ve pasar la redonda a cada rato y seguramente se le vienen a la mente los partidos de su carrera.

¿Quedaste conforme con lo que hiciste como futbolista?

-Te voy a ser sincero. Cuando digo que estoy conforme es porque salí de Cutral Co, de jugar en la tierra, porque jugué diez años en primera, cinco en la B Nacional, Federales..Pero a la vez siempre fui muy exigente y ahora, cuando veo videos y escuchó lo que decían de mí, me da un poco de bronca. Si hubiese hecho otras cosas o tenido otras oportunidades, tal vez podría haber jugado en Europa o trascendido más.

¿Qué te faltó?

-Yo no tuve escuela, fui aprendiendo todo con el tiempo. Mi primer nutricionista lo tuve a los 29. Ahora es distinto. Te enseñan a pegarle a la pelota, a los 14 ya tenés todos los medios. Es muy diferente. Yo nunca guardé nada, pero mi vieja tiene muchos recortes y ahora que los veo me cae la ficha.

¿Cuáles fueron las claves para llegar a jugar en primera?

-Lo único que sabía en cada partido era que tenía que sobresalir, en cualquier lado. Jugué en Alto Valle, en White…siempre con la misión de sobresalir. Y eso me pasó en Alianza. Jugué bárbaro contra Liniers en Bahía, (Jorge) Ledo estaba en la tribuna y me llevó a Olimpo. Justo había contratado a Alberto Saldico como técnico y como me conocía, se juntaron las cosas.

Fueron años muy buenos en Bahía.

-Sin dudas, fueron cuatro años de sobresalir todo el tiempo. Eran categorías de ascenso y fue lo que me hizo llegar.

¿Tu techo lo alcanzaste en Argentinos?

-Anduve muy bien, pero en Belgrano también. Hice un gran torneo. Pero eso de que Dios atiende en Buenos Aires es muy cierto. En esa época, jugar en Córdoba era diferente. Era preferible estar en un chico de Buenos Aires que ir al interior.

Estuviste cerca de Racing.

Es que en esa época de Argentinos me pusieron como cinco veces el Premio Maradona de Olé y ahí se rumoreó mucho sobre mi pase a Racing y también a River. Hasta se habló de la selección Argentina y yo pensaba ‘ahh bueno, yo juego como éstos’”.

¿Quiénes eran éstos?

-Soy de San Lorenzo y pensaba en Pipo Gorosito y el Beto Acosta, pero en esa época había muy buenos jugadores.

¿Qué te sorprendió?

-Boca era tremendo. Mi segundo partido en primera fue en la Bombonera, contra el equipo de Bianchi. Ganábamos 2-0 y nos empataron. Enfrenté a grandes jugadores, pero también a extraterrestres. Riquelme fue uno, un animal.

¿Y de River?

-Jugué con el Lobo Ledesma en Argentinos y cuando pasó a River me contaba que era más fácil jugar ahí. Tenía a Ortega, a Garrado…cuando estás rodeado por esa gente, sobresalís. Fue todo muy lindo y cumplí el sueño de jugar en la Bombonera y el Monumental.

¿Económicamente como quedaste?

-Hice las cosas bien. No estoy parado, pero estoy bien. Soy muy básico para vivir. Mucha familia, asados con amigos y no mucho más.

¿Cómo ves al fútbol neuquino?

-Lo del sintético vino bien para jerarquizar la liga porque llegó un momento en que no se podía jugar, entonces los pibes se empezaron a ir y preferían jugar los torneos como Don Pedro.

¿Y la proyección?

-Me encantaría que el jugador neuquino tenga ganas de triunfar. No los veo con ambiciones. No sé si es la nueva generación o qué, pero les falta esa motivación de pelearla para llegar.

¿Pero tienen condiciones?

-Veo chicos con muchas condiciones y ahora que es más fácil, deberían aprovecharlo. Falta mentalidad profesional, a veces te encontrás con chicos que tienen talento, pero parecen entregados y te dicen ‘ya está, no voy a llegar’. Hay que cambiar eso.

 

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